Nadie atacó ni se apuró el paso en la subida cuando Tom Dumoulin paró.
Una vez el holandés Tom Dumoulin se vio obligado a bajarse de su bicicleta por el problema estomacal que presentó, a falta de 34 kilómetros a la meta, el grupo en el que iba, comandado por el italiano Vincenzo Nibali y el colombiano Nairo Quintana, no apuró el paso, nadie atacó, esperando la reacción de la camiseta rosada, en otro ejemplo de juego limpio.
El primer gran ataque en ese grupo lo hizo Nibali, 10 kilómetros después del percance de Dumoulin, y cuando el líder ya cedía minuto 30 segundos con sus grandes rivales de cara al título de la carrera.
Nairo quedó a 31 segundos del líder Tom Dumoulin
Las redes sociales se inundaron de críticas hacia Nibali y Quintana, a quienes les reclamaron que por qué no pararon para esperar a Dumoulin, pero la verdad es que nadie atacó, nadie aumentó el paso. En la etapa del domingo pasado, en un descenso, Nairo Quintana se cayó y Dumoulin hizo un gesto a los demás ciclistas en el lote de mermar la marcha para esperarlo, tampoco se paró, algo que levantó elogios para el holandés.
El pedalista tuvo que alejarse de la carretera y quitarse su uniforme para resolver su emergencia.
Un malestar estomacal llevó al líder del Giro de Italia a bajarse de la bicicleta para entrar al baño en pleno desarrollo de la etapa 16.
El pedalista tuvo que alejarse de la carretera y quitarse su uniforme para resolver su emergencia.
Lo de este martes, se interpreta también como juego limpio, pues nadie aprovechó el mal momento para apurar el paso, para irse del lote. Incluso, cuando Nairo y Nibali se percatan del problema de Dumoulin, voltean a mirar y esperan conocer la real situación. De ahí en adelante, el ritmo del grupo fue igual, se subió al mismo ritmo que se venía y a la espera de una reacción del holandés, pero más adelante, 10 kilómetros después, esperarlo no era ya cuestión de juego limpio.
Fuente: El tiempo.com