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“Covid prolongado”: esto es lo que se sabe


Un estudio sugiere que los sobrevivientes de COVID-19 tienen mayor riesgo de muerte y experimentan mayor pérdida de salud mental y física a los seis meses de infectarse con el coronavirus.


Si usted es parte de los más de 103.000 casos activos de coronavirus en Colombia, es probable que esté experimentando fiebre, tos seca, cansancio, dolor de cabeza, pérdida del gusto y el olfato, dolor en el pecho o dificultad para respirar. Aunque un porcentaje de quienes se infectan con el nuevo coronavirus son asintomáticos, los síntomas que avisan la infección de COVID-19 son claros.

Sin embargo, algunos pacientes pueden experimentar manifestaciones clínicas persistentes y duraderas que aún no están claras. Algunos investigadores le han llamado “Covid persistente” al grupo de síntomas que persisten después de 30 días de la infección. Un estudio publicado en la revisa JAMA, en julio de 2020, encontró que el 87,4 % de los pacientes recuperados de COVID-19 reportaron la persistencia de al menos un síntoma durante dos meses después del contagio. Otro estudio publicado el mismo mes, en la misma revista, mostró que el 60 % de los pacientes experimentaron inflamaciones en el miocardio (aunque la mayoría no tenía antecedentes cardíacos y no fueron hospitalizados cuando se infectaron).

Ambos estudios coinciden en que, aunque confían en sus resultados, las muestras aún eran muy pequeñas como para ser conclusivas. Para disipar estas dudas, un estudio (que aún está en etapa de revisión de pares) utilizó bases de datos nacionales del Departamento de Asuntos Veteranos de Estados Unidos para identificar las secuelas del coronavirus durante los seis meses siguientes al contagio, incluyendo diagnósticos, uso de medicamentos, servicios de salud y síntomas, en 73.405 usuarios registrados sobrevivientes del coronavirus.


Más allá de los 30 días de enfermedad, las personas con COVID-19 tienen mayor riesgo de muerte y comienzan a frecuentar más los servicios de salud. El exceso de muerte se estimó en 8,39 por 1.000 pacientes con COVID-19 a los seis meses de haberse contagiado. Aquellos con COVID-19 tenían un mayor riesgo de encuentro de atención ambulatoria (1,20 sobre 1.000).

En cuanto a las secuelas respiratorias, fue más común que después de una infección por COVID-19 que no resultó en hospitalización quedaran secuelas, que los investigadores llamaron “síntomas respiratorios”. Incluyen insuficiencia respiratoria persistente a los seis meses de la infección, enfermedades de las vías respiratorios inferiores y, en algunos casos, paros respiratorios (3,37 por cada 1.000 infecciones). También evidenciaron un alto uso de broncodilatadores (22,2 de cada 1.000), expectorantes (12,8 de cada 1.000), antiasmáticos (8,8 de cada 1.000) y glucocorticoides (7,65 de cada 1.000).


Tomado: El Espectador.com

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